lunes, 2 de febrero de 2009

TIEMPO CON DIOS

Cuando decidimos pasar tiempo con Dios, en nuestras oraciones diarias, siempre estamos pesando en lo que le hemos de pedir o por quien vamos a orar y aunque Dios es Omnipotente y todo nos los quiere conceder, por su amor y Gracia en el nombre de Jesús, siempre y cuando sea su santísima voluntad, hay momentos en los cuales deberíamos callar y permitir que El nos hable, deleitarnos en su amor, en su palabra, alabándolo, dando gracias, maravillándonos de todas las cosas que El ha hecho en nuestras vidas, tomarnos el tiempo de recordar cuando nos salvo de algún peligro, cuando nos rescato del tipo de vida que llevábamos,
Deuteronomio 6 :12-13
12. cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 13. A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás. »
cuando nos hacia falta algo y pedimos y se nos dio, cuando estuvimos enfermos y salimos de esa enfermedad victoriosos con más ganas y fuerzas para vivir, por el amor que Dios ha tenido con nuestros familiares, cuanto los ha bendecido y guardado, hay que estar gozándonos de su creación, el universo, los animales, la naturaleza, disfrutar todo aquello en lo cual El dedico 7 días en crear todas las cosas para nosotros.


Y aunque recordaremos momentos gratos y difíciles, tengamos presente que Dios estuvo ahí para sostenernos, levantarnos, protegernos y guardarnos, El es Fiel.
Así que nuestro tiempo con Dios no solo sea para pedir, pedir y pedir, si no para recordar por que Dios nos ha buscado, para recordar quien éramos antes que El nos encontrara y quienes somos ahora en una vida en Cristo, encontrando el propósito de nuestras vidas en El, y para El.

Así como dice pablo en Romanos:14:6-9 « 6. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

AMEN

No hay comentarios.: